sábado, 27 de noviembre de 2010

EL CIERRE DE CULTOS

El cierre de cultos: Julio 31, 1926
J. Jesús Negrete Naranjo
Ecos de la Costa


“Al que has de tratar mal con hechos,
no trates mal con palabras”.
El Quijote.


I
Cayó en los corazones, como un rayo seco en mayo.
Ni la Iglesia ni el gobierno mexicano habían considerado, y rechazaban la posibilidad de una reacción popular ante el cierre de cultos.
Plutarco Elías Calles le propuso a Silvano Barba González el gobierno de Jalisco, para resolver una crisis política local. Silvano rechazó al punto el ofrecimiento: “Señor presidente, todas las circunstancias están en mi contra; usted no quiere creer que los católicos de Jalisco se van a levantar en armas. El General Joaquín Amaro, Ministro de la Defensa Nacional, tampoco me lo quiere creer, y el General Jesús Ma. Ferreira es de la opinión de ustedes”.
Esto ocurría en Julio de 1926.


II
Zuno, gobernador de Jalisco, daba nuevo impulso a la persecución religiosa; en los meses de junio y julio apretó: “En nombre de los principios filosóficos de la Revolución atacó, lleno de sevicias, a los obreros católicos de Jalisco”, según denuncia ante el presidente de la República; el 27 y el 28 de julio atacaron algunas iglesias de Guadalajara las fuerzas municipales de Guadalajara, hubo 600 heridos y numerosas detenciones; los seminarios fueron desalojados y cerrados a punta de bayoneta. Este hecho provocó gran manifestación; Zuno arengó a la multitud.
El joven Manuel Ontiveros, émulo de Anacleto, contestó: La Revolución, manchada con sangre de hermanos, ha sido y sigue siendo una farsa trágica... y en estos momentos, señor gobernador, os mofáis del pueblo, ofreciendo con largueza en público lo que habéis negado con dureza en privado”.
Aquello era un plebiscito, la multitud impidió contestar a Zuno.
Los enemigos políticos de Zuno, consiguieron procesarlo por sus actos de gobierno. Fue desaforado el 12 de febrero de 1926 (Diario de la Cámara de Senadores):
“Zuno ha causado graves males a la Revolución, pervertido los ideales, y hecho perder las bases populares y obreras en Jalisco”.


III
Por parte del gobierno exigiendo acatamiento que se echaba a andar por la violencia, se empleaba la brutalidad sin talento político, se subestimaron campañas educativas y de convencimiento; se hizo el incendio, se sobreestimaba la demagogia Callista; e inició la lucha: injusta, bárbara y estéril.
La conducta de los sacerdotes y del pueblo o de los fieles, desconcertó inmensamente por sorpresiva a Roma y al gobierno.
El pueblo y los sacerdotes tenían fe; el alto clero, el gobierno, opiniones; los mártires, los santos y los héroes florecen en medio de los ideales, bañados por la fe.
El conflicto quedó claramente sedimentado en la conciencia de los fieles, transformándose en auténtica actitud de ¡pueblo cristiano!


IV
“Pues ya lo saben ustedes: no les queda más remedio que las cámaras o las armas”. (Calles a los obispos, 21 de agosto de 1926).
En las cámaras la votación fue: 160 en contra y negando totalmente la petición de los obispos.
Las cámaras se negaron a escuchar y atender. Las armas empezaron a hablar.
El pueblo necesitaba guías y modos de organizarse. La conciencia de la asamblea popular, tiene sus ideales, sus planes, sus actitudes, sus métodos. En tres años de guerra esto se hizo claro y meridiano.

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