Nace el año de 1890 en la ciudad de Monterrey Nuevo León, hijo de Enrique Gorostieta Lazaga, descendiente de españoles.
Todos sus estudios los lleva a cabo en las escuelas laico-positivistas, es la educación oficial propiciada por los ideólogos del porfirismo. Sufre la influencia de la ideología liberal en boga.
Influenciado por su madre se decide a seguir la carrera militar, ingresa al Heroico Colegio Militar; ahí había maestros más competentes; los talleres y laboratorios contaban con mejores instrumentos, en esto, el Colegio Militar superaba a cualquier otra escuela oficial; sin dejar de ser una formación liberal y materialista, la calidad educativa y disciplinaria eran excelentes.
Gorostieta aprovechó bien aquella formación académica, pero disciplinariamente siempre fue muy inquieto, en alguna ocasión comete una falta contra la férrea disciplina militar y es castigado.
Sobresale en el estudio de las materias militares, técnicas y humanísticas. Es un hombre inteligente y de gran susceptibilidad a su entorno; vive las fiestas del centenario de la Independencia, organizadas con gran pompa por Don Porfirio.
Como alumno del Heroico Colegio dura solamente un año, pero sigue en la vida militar como soldado en activo, combate en las primeras filas contra el caudillo revolucionario del sur Emiliano Zapata, es un gran estratega, lo demuestra derrotando varias veces a las tropas revolucionarias.
A los tres años es ascendido a General Brigadier, Victoriano Huerta lo llama a su lado por sus dotes de caudillo natural.
Estando Huerta en el poder, Gorostieta es nominado para perfeccionar sus conocimientos militares en la Academia de West Point; cuando está preparado para salir al extranjero, Victoriano Huerta es derrocado del poder, pues no quiso someterse a la férula de EE.UU. Se exilia por propia voluntad en Cuba, Estados Unidos y en algunas naciones europeas; en España milita en la Legión Española.
Al regresar a México se le sigue considerando como un proscrito, lleva una vida muy pobre, se casa por los años 20s -en vísperas de la cristiada-, son los preludios de su entrada en una lucha, de la cual un tiempo estuvo tan alejado, pero que después, por los inescrutables designios de Dios, queda al frente de ella, y que no por incapacidad, sino por los mismos designios Divinos la causa no triunfa completamente.
Volviendo a nuestro personaje, es necesario acotar que, en la etapa a la que nos estamos refiriendo, Gorostieta era un hombre que no se distinguía por ser un católico fervoroso, pero tampoco como un anticlerical a ultranza, y en lo militar su capacidad era indiscutible, sus mismos colegas lo calificaban como: “El General invencible”.
Razones de peso y las características arriba señaladas, influyeron necesariamente en los directivos de la Liga para nombrar al general Enrique Gorostieta.
Después de más de un año del levantamiento, las fuerzas Cristeras ya constituían un ejército en toda forma, al que se denominó Ejército Libertador, don Antonio Rius Facius anota que:
“Para evitar la repetición de algunas fricciones que se habían presentado..., y para continuar la buena marcha del movimiento cristero, fue nombrado jefe supremo de la defensa armada el ameritado General Enrique Gorostieta Velarde... El día 4 de agosto de 1928, el General Gorostieta, lanzó en la región de Los Altos, el manifiesto que contenía el programa de gobierno que se deseaba implantar”
A partir de que el general toma contacto con la Liga, no faltan los susceptibles que no ven con buenos ojos esta medida; lo acusan de ser masón y mercenario, de hecho había entrado a ocupar el máximo puesto militar en la lucha, por contrato, no se ofreció espontáneamente a dirigirla; tal vez esto último hubiese sido más sospechoso.
Al asumir el mando, el General invencible se propuso realizar un trabajo profesional, tal como convenía a su trayectoria; pondría a sus tropas en condiciones de máxima efectividad, pronto se hizo sentir el cambio favorable, aunque Gorostieta no contaba mas que con los pobres recursos que siempre fueron la constante en la Cristiada, administrándolos de la mejor manera, logró que los soldados recibieran mejor atención, y hasta donde se pudo, las tropas fueron provistas de vestuario adecuado. Bien sabía que lo realmente necesario era el armamento y el parque, pues los cristeros estaban hechos a todo.
Lo anteriormente anotado y lo que a continuación se escribe, nos dará la pauta para tener una idea más acorde con la realidad de un personaje, hasta cierto punto incomprendido.
En presente caso como en muchos otros, el enemigo con sus acciones, pone de relieve la capacidad del jefe, y de su trabajo.
1º Durante el corto tiempo (aproximadamente de nueve meses), durante el cual el General Gorostieta fungió como jefe de la Guardia Nacional Cristera; el gobierno de Calles con toda su fuerza numérica y logística (infantería, caballería y aviación), además de contar con armamento y parque a granel, no pudo acabar con lo que ellos calificaban como “grupos aislados de asaltantes”.
2º Debido a la impotencia del ejército para acabar con los rebeldes, de la misma parte gubernamental promovió, porque la necesitaba urgentemente, una salida pacífica. En junio de 1929 se llevaron a cabo; los llamados “arreglos”, entre el gobierno de Portes Gil, con los obispos Pascual Díaz y Leopoldo Ruiz, quienes durante todo el tiempo de la cristiada estuvieron contra ella, e indebidamente asumieron la representación de los cristeros en tales arreglos. Desde el mes de mayo ya se rumoraban los acuerdos, por tal motivo el General Gorostieta fue el primero en levantar su voz en contra de lo que él llamó, no arreglos, sino traición.
3º No obstante que los tratados entre el gobierno y los obispos anticristeros eran casi un hecho, el día 2 de junio de 1929 el gobierno mató arteramente Gorostieta, no de frente, sino tendiéndole una emboscada en la Hacienda del Valle, Municipio de Atotonilco el Alto, Jalisco. La muerte del General fue el preludio de lo que provocarían las vergonzosas componendas con el gobierno; el asesinato selectivo fue la constante en el nuevo “modus muriendi”, este termino lo acuñó el pueblo, pues originalmente el gobierno le llamo el nuevo modus vivendi, en su afán de convencer a los cristeros a dejar las armas.
Después del jefe de la Guardia Nacional Cristera, y ya en la etapa pacífica, el gobierno sin respetar su palabra siguió con sus asesinatos selectivos; así cayeron otros jefes cristeros como:
El Padre Aristeo Pedroza, el General Quintanar y muchos más que si no murieron acribillados traidoramente por las balas gubernamentales; se les asesinó civilmente pues por sus antecedentes como beligerantes, vivieron como parias o proscritos en su propia tierra.