El cuerpo del sacerdote fue llevado a Tarimoro y velado en la casa del Presidente Municipal. El 3 de junio lo transportan al hospital civil de Salvatierra (Exconvento de Capuchinas) donde le practican el reconocimiento y posiblementela autopsia. Luego es transportado al templo de Santo Domingo, donde las personas de Salvatierra lo velan. Dice la tradición que durante el velorio, el padre “de repente levantó las manos, como dando la bendición”.
A continuación, leamos el testimonio del señor Francisco Jiménez, de Salvatierra, que me contó que siendo niño, sus padres lo llevaron al velorio del padre: En el templo no fue velado porque estaba cerrado, del lado derecho del templo hay una puerta, ahí estaba, lleno de flores, la gente iba a verlo ahí, hay una especie de atrio en Santo Domingo y entra por la puertita, estaba el ataúd lleno de flores, la cara la tenía hinchada, un bigote, con barba, poquita barba, ya tenía días de haber muerto, y el ataúd estaba lleno de flores... el juicio que teníamos nosotros era de que lo habían martirizado, ¿sabe por qué? Porque lo sacrificaron mucho, lo arrastraron con un caballo en un terreno de piedras, tenía los pies todos....como que la piel se le caía”. Lo sepultaron en el panteón municipal de la ciudad el 4 de junio al medio día. Asistieron al funeral cinco mil personas. Sus restos reposaron ahí 10 años, durante los cuales, la gente siempre llevó flores y velas. Cuentas las consejas que de su tumba brotaba aceite. Sus restos fueron exhumados el 2 de junio de 1938 y los depositaron en el templo de San Francisco de Salvatierra, junto a los cuerpos de dos frailes de Michoacán que también fusilaron durante la Guerra Cristera: fray Humilde Martínez y fray Junípero de la Vega.
A continuación, leamos el testimonio del señor Francisco Jiménez, de Salvatierra, que me contó que siendo niño, sus padres lo llevaron al velorio del padre: En el templo no fue velado porque estaba cerrado, del lado derecho del templo hay una puerta, ahí estaba, lleno de flores, la gente iba a verlo ahí, hay una especie de atrio en Santo Domingo y entra por la puertita, estaba el ataúd lleno de flores, la cara la tenía hinchada, un bigote, con barba, poquita barba, ya tenía días de haber muerto, y el ataúd estaba lleno de flores... el juicio que teníamos nosotros era de que lo habían martirizado, ¿sabe por qué? Porque lo sacrificaron mucho, lo arrastraron con un caballo en un terreno de piedras, tenía los pies todos....como que la piel se le caía”. Lo sepultaron en el panteón municipal de la ciudad el 4 de junio al medio día. Asistieron al funeral cinco mil personas. Sus restos reposaron ahí 10 años, durante los cuales, la gente siempre llevó flores y velas. Cuentas las consejas que de su tumba brotaba aceite. Sus restos fueron exhumados el 2 de junio de 1938 y los depositaron en el templo de San Francisco de Salvatierra, junto a los cuerpos de dos frailes de Michoacán que también fusilaron durante la Guerra Cristera: fray Humilde Martínez y fray Junípero de la Vega.