domingo, 24 de noviembre de 2013

EL CRISTO DE LOS CRISTEROS

En diferentes ocasiones hemos discutido la imagen del Cristo Rey por el que fuimos a la lucha. No faltan opiniones que aceptan un Cristo con los brazos abiertos, pero los Cristeros que le amamos por sobre todas las cosas, comprendemos que nuestros esfuerzos y la sangre de nuestros hermanos fueron insuficientes para que se represente a nuestro Rey triunfante y lleno de majestad de su gloria.

No. Nuestro Cristo, aún carga con el peso de la cruz y ostenta una corona de espinas. Es verdad que viste su manto de púrpura, pero nos parece más el símbolo del dolor y de sacrificio que de realeza, porque se auna con los demás instrumentos de su Pasión santísima.

Si. Nuestro Cristo es el Cristo abrazando la cruz y coronado de espinas porque no supimos en nuestra pequeñez librarlo de las torturas de su pasión: aunque bien lo sabe Él, pusimos en ello todo nuestro amor y nuestra sed de sacrificio. Tenemos que reconocer que nuestro Cristo aún sufre persecución y es escarnecido por la turba desalmada que no sabe comprender las dulzuras de su reino.

En adelante hemos de prometer, animados de espíritu cristero, que nuestra entrega será total y nuestro sacrificio completo a fin de librar a nuestro Rey del peso de su cruz y de su corona de espinas, porque como súbditos suyos estamos obligados a conquistar para Él la apoteósis de su reinado espiritual y temporal en México.

Agosto de 1952, Revista David N° 1. Año 1. 2ª Época. México, D. F.

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails