sábado, 16 de abril de 2011

Manuel Bonilla y Manzano. Cristero

"¡Dios mío! Siento mis ánimos decaer, pienso en huir, dejar esta vida de penas, correr a donde los míos, parece que las cosas no se remedian, creo que ya nadie pelea en contra del Gobierno, sólo nosotros como bandidos culpables nos escondemos de la acción de la justicia, pienso en desertarme.
¡Que lucha tan atroz superior a mis fuerzas!
El deber se presenta ante mí: mi Patria sufriendo inicua esclavitud, la sangre derramada de inocentes víctimas que claman castigo para sus verdugos, la Iglesia sufriendo como nunca la persecución más ardiente y atroz que ha conocido la Historia de México, los bandidos y ladrones gobernando a mi pueblo que peca de cobarde, los asesinatos que cometen las fuerzas de Calles colgando vivos a inocentes ciudadanos. Llegaron noticias de más de diez colgados vivos por los alrededores del Distrito Federal; ¡ Cuantos crímenes, cuantas iniquidades! ¡Y el Pueblo espera todavía!... ¡Oh Dios mío! ¿Qué será de mi Patria? ¡No la castigues ya, levanta tu brazo justiciero, pecamos mucho; pero el castigo es superior a nuestras fuerzas! ¡Mira Señor, mi corazón cómo sufre, considerando todo lo que enumero, además que pienso dejar la lucha, dejarla porque me faltan fuerzas para el sacrificio, dame Tu gracia para cumplir mis propósitos, no quiero hacer traición mis principios, me faltan fuerzas, soy de carne y ella me grita negarme al sacrificio! ¡Dame ánimo, al menos que mi corazón no sufra tan atroz tormento! ¡Dame valor, dame entusiasmo! Si consideras que esta cruz que pesa sobre mí te es grata la acepto, más no me niegues lo que te pido, gracia, más gracia para sobrenaturalizar mis actos todos y no desmayar ni un momento; mis propósitos son ver el triunfo de la causa o morir antes de dar media vuelta, en tus manos estoy y Tú sabes lo que haces".

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