martes, 22 de junio de 2010

La tempestad callista en Colima



Monseñor Velasco
Al igual que en los Estados de Zacatecas, Jalisco, Guanajuato y Michoacán, también en el de Colima, la revolución triunfante intentó implantar las leyes que un grupúsculo de jacobinos, publicó en la ciudad de Puebla el día 5 de febrero de 1917.

En la mayoría de los casos la historia es parecida, en todos hubo antecedentes de la persecución religiosa durante la Revolución Mexicana (Carranza y Obregón), pero con mucha más ferocidad al término de ésta; en especial al tomar el poder Plutarco Elías Calles, quien sin miramientos de ninguna clase, manifestó la firme decisión de aplicar hasta en sus más mínimos detalles la Constitución del 1917, especialmente en lo referente al culto de la Iglesia Católica y a los Ministros de la misma.

Es necesario tener en cuenta que el gobierno central tenía en la mayor parte de los gobernadores de los estados a fieles testaferros, dispuestos a cumplir como perros fieles las órdenes de Calles. Hubo lugares en que los gobernadores aplicaron por propia iniciativa las leyes antes mencionadas, así sucedió en Jalisco con Manuel Macario Diéguez y con Francisco Solórzano Béjar en Colima, este había sido impuesto como gobernador por su procedencia masónica y por hacer gala de sectarismo, el cual manifestaba con una gran animosidad hacia la Religión Católica.

La grey Colimense estaba a cargo del Excmo. Sr. Obispo José Amador Velasco, quien se distinguía por su humildad y que -anciano como estaba-, era víctima de continuos achaques; además de que, numéricamente hablando, el clero era muy escaso. De lo cual se aprovechaba muy bien Solórzano Béjar realizando perfectamente su labor como prestanombre del callismo, arrebató propiedades a la Iglesia, arrojó a los seminaristas de su colegio, a la Religiosas Adoratrices las lanzó de su casa, ser apoderó del edificio del Arzobispado y a los Caballeros de Colón les arrebató su finca.

Sin embargo en las católicas tierras de Colima, no podía faltar la asociación de jóvenes, que en toda la República se distinguió por su aguerrido combate a las medidas antirreligiosas del gobierno de Calles. La Asociación Católica de la Juventud Mexicana Colimense, con el periódico “La Reconquista”, no daba cuartel al gobierno, denunciando sus crímenes y exhortando a la población a no permitir tales atropellos:
“... Más de una vez merecieron, por su actitud gallarda, no solo las calurosas felicitaciones del clero y de los católicos colimenses, sino aún la aprobación y bendición del Metropolitano el Excelentísimo Señor Arzobispo de Guadalajara, Mons. Francisco Orozco y Jiménez” 4

El Presidente de la A.C.J.M. de Colima, a la par Director del Semanario “La Reconquista”, era un joven que frisaba en los 25 años, cuyo nombre era Dionisio Eduardo Ochoa, quien por su acendrado catolicismo, unido a su inteligencia y determinación, poco tiempo después encabezaría a los heroicos cristeros del Volcán de Colima.

De igual forma que a sus colegas de otras ciudades, los jóvenes acejotaemeros colimenses, en más de alguna vez se les confinó en inmundas mazmorras, pero eso, antes que enfriar su espíritu guerrero, fue aliciente para entregarse con mucho más fervor a la defensa de sus ideales.


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